Al igual que otras dermatitis, se trata de una inflamación de la piel, producida fundamentalmente por la presencia de la pulga canina que ocasiona una irritación externa que tiende a ser muy dolorosa, aguda y afecta todas las capas de la piel. Es la causa más frecuente de alergias e irritaciones cutáneas en animales de compañía. La saliva de la pulga genera una reacción inflamatoria severa en la zona afectada, con ulterior pérdida de pelo, así como heridas que pueden agravarse por la acción del propio perro al rascarse. Con la observación del animal podemos confirmar la infección. Son enfermedades difíciles de curar y siempre que haya contacto con el mismo alérgeno hay posibilidad de que aparezcan de nuevo.
La cura consiste en eliminar la infestación del parásito a base de antihistamínicos y corticoides y en procesos que sean complicados suele acompañarse con el suministro de antibióticos de amplio espectro. El concepto del tratamiento integral implica promover y ejecutar medidas educativas, mecánicas y químicas, este procedimiento consolidado será dirigido tanto a la mascota como al ambiente.
