Aunque muchas personas suelen decir que los gatos no deben bañarse, la verdad es que sí es necesario que lo hagan, sobre todo cuando lo tenemos de mascota todo el día dentro de la casa. Está claro que no es condición necesaria que se bañe cada un mes, pero al menos dos veces por año puede ser una buena forma de prevenirle enfermedades, y también protegernos nosotros.
El problema es que bañar a un gato es una tarea que puede resultar sumamente sencilla, o terriblemente difícil, y eso depende de sólo una cuestión: que lo hayamos bañado de pequeño. Por eso, si estás leyendo este artículo y tienes un gato de pocos meses, o quieres comprar uno, debes saber que es muy importante que reciba su primer baño siendo aún pequeño para que lo asimile y luego no se queje al repetir el procedimiento.
Posteriormente, con algunos detalles, un poco de ganas y un poco de amor, podemos llegar a conseguir muy buenos resultados. Ahora en verano no importa demasiado, pero en invierno es importante que tanto el ambiente como el agua estén bien calientes, para que el animal se sienta a gusto. Una buena forma de “dominarlo” es cepillarlo unos cinco minutos al día.
Una vez que tenemos a nuestro pequeño debajo del agua, lo primero que debemos considerar es que es necesario contar con un champú para gato, y en ningún caso usar los nuestros. Eso sí, conviene que compres una buena marca, aunque sea un poco más cara, y luego lo diluyas en un poco de agua, ya que suelen ser demasiado pesados.
Por lo demás, algunas consideraciones básicas que debemos tener en cuenta también, están relacionadas con que siempre bañe al gato la misma persona, además de que lo tratemos con una suavidad extrema buscando los masajes que a él le gusten, y finalmente, cuando lo hayamos secado, hacerle muchos mimos para que sepa lo contento que estamos con él.
