Esta raza fuerte y corpulenta, pero apacible, equilibrada y muy amigable, se ha usado con éxito tanto en Centroeuropa como en Canadá y Estados Unidos, donde también son muy apreciados como perros de compañía. El Boyero de Montaña Bernés es un perro de granjeros de vieja procedencia que se conservaba en la zona pre alpina y parte de la llanura, en las cercanías de Berna, como perro de guardia, perro boyero y de tracción con los carritos de panaderos y lecheros.
Estos perros eran vistos con frecuencia en la hostería y posada de Dürrbach de Riggisberg en el cantón de Berna, donde se hospedaban antiguos comerciantes de paso, obteniendo de ahí su primitivo nombre de Dürrbachler. En 1910, durante la exposición canina de Burgdorf, se registró una entrada de 107 perros Dürrbachler, lo que acreditaba la popularidad de la raza.
A partir de ese momento la raza fue reconocida con el nombre de Berner sennehund y rápidamente adquirió celebridad en toda Suiza y Alemania.
Las cualidades de esta raza han provocado que sea más popular en Estados Unidos, donde el primer ejemplar se registró en el año 1937, que en su propio país de origen. No existe un solo perro suizo que tenga carácter agresivo y el boyero de Berna no es diferente. Bondadoso por naturaleza, de extrema sensibilidad, recibe con agrado el adiestramiento si no es coercitivo.
UN GRAN «OSITO»
A un inexperto le podría recordar a un San Bernardo, claro que ni tan grande ni tan pesado. Su hocico es más largo y su expresión dulce e inteligente nos recuerda que estamos frente a un perro de trabajo, entregado, amable y alegre. Entrañable y cariñoso, en Suiza le conocen con el apodo de «El Osito». Incansable y potente, utilizado durante mucho tiempo como perro de tracción, resulta un auxiliar ideal para facilitar el movimiento de aquellos impedidos en una silla de ruedas.