El dogo es un animal que tiene un gran porte, una potente raza. Es fiel, robusto y bien plantado. Se dice que hasta el momento ostenta el título de ser la primera y la única creada en la Argentina, gracias a la iniciativa de un médico que, hacia la década del 20, soñaba con un perro que pudiera cazar nada menos que pumas, jabalíes y zorros y que fuera astuto, valiente y silencioso para no alertar a la presa.
Si bien, cumplir con esas altas expectativas llevó su tiempo, el resultado fue sorprendente. De la cruza del mastín, boxer, dogo alemán, bulldog, pointer, galgo irlandés, perro de los Pirineos y gran danés, teniendo como base el perro de combate cordobés, surgió este hermoso animal. Compruebe su hidalguía con sus propios ojos: de pelaje corto y blanco como la nieve, fibroso y macizo, el dogo se muestra como un discreto y gran compañero que ladra muy poco y desborda energía.
A primera vista, resulta intimidante, pero quienes lo conocen confirman que, con sus dueños, se manifiesta como un duro con corazón de oro. Su fuerza y su actitud dominante ante otros perros la convierten en una raza que precisa de una educación férrea y de mucho ejercicio. Por eso, sepa que es importantísimo contemplar estas particularidades a la hora de adoptar a uno de estos perritos.
Excelente para la caza mayor (ha sido creado para atrapar y vencer a animales más grandes que él, es atérmico y tiene una alta tolerancia al dolor), se destaca por su lealtad y su buena disposición como perro guardián. Una buena limpieza diaria en la zona ocular para evitar las marcas del lagrimeo, no abusar de los baños y realizarlos con champú neutro (para no quitarle sus aceites naturales), y una alimentación balanceada para prevenir problemas cutáneos son algunos de los cuidados más importantes para que el dogo argentino luzca, además de imponente, lindísimo, sano y feliz.
