Este singular perro es sin duda el más arrugado de todos los que podamos encontrar. Su original físico no es su única baza, pues es un excelente compañero para los niños debido a la dulzura de su carácter. No presenta ningún problema de adaptación, tanto en la ciudad como en el campo, y está muy ligado a sus dueños, aunque conserve un punto de independencia. Su educación es fácil, solo requiere un poco de firmeza, y se lleva muy bien con sus congéneres. El Shar-Pei no está hecho para pasarse las jornadas solo esperando a sus dueños.
Sociable y afectuoso. El Shar-Pei está muy ligado a sus dueños pero también sabe mostrarse independiente. Su nombre significa «piel de arena», expresión que define perfectamente la textura de su pelaje, a la vez seco y duro, incluso irritante y áspero. Los cachorros nacen con muchas arrugas y después éstas se difuminan a medida que el perro se hace adulto. Entonces, sólo subsisten en la espalda y la cara.
Su educación no es muy difícil, tan solo hace falta un poco de firmeza. Las hembras suelen ser más dóciles que los machos, por ello están más aconsejadas para el neófito. Es por naturaleza reservado y pese a no ser desconfiado con los desconocidos, el Shar-Pei esperará a sentirse a gusto para establecer contacto con éstos.
Con los animales, es relativamente distante, excepto con sus congéneres, que adora. De hecho, es muy fácil poseer a más de uno, salvo en el caso de poseer a más de uno, salvo en el caso de tener a dos machos dominantes. Su ladridos suelen no ser muy frecuentes. Su esperanza de vida supera en muchos casos los doce años.
