Gran parte de las cualidades que posee un perro de asistencia, desde el tradicional lazarillo que conduce al invidente por las intrincadas calles de una ciudad inhóspita, entre el tráfico rodado y la multitud apresurada sin que sufra un accidente, hasta el auxiliar canino del minusválido o el perro que avisa a su amo sordo cuando oye un sonido como el timbre de la puerta o el teléfono, se fundamentan precisamente en su capacidad de obedecer.
Palabra clave: entender
Son poseedores en alto grado de esta inteligencia funcional que ha permitido que los adiestradores hagan entender a los perros lo que se les está pidiendo, cosa no siempre fácil y uno de los aspectos más duros de un adiestramiento de alto nivel. Cualquier ejercicio o actividad que su constitución física permita realizar a un perro le resultará sencillísima de llevar a cabo siempre que el perro haya entendido lo que tiene que hacer. Y este es precisamente el escollo contra el que tantos sujetos se estrellan, no pudiendo dedicarse a la labor de perro de asistencia.
Cuanta mayor dificultad tenga la acción que queremos que el perro aprenda, cuanto más compleja y sofisticada sea, más dificultad tendremos en conseguir que nos entienda. Es la consecuencia de trabajar con una especie que carece de capacidades lingüísticas superiores, sólo mediante insinuaciones, pistas, aproximaciones a la orden que deseamos que el perro cumpla, podremos hacerle entender cual es ésta.
Por todo ello, quienes conocemos tas dificultades que entraña el adiestramiento canino no podemos más que admirar el trabajo de esos adiestradores que logran hacer de un perro un compañero útil para personas con limitaciones físicas.