Una frase dice que hasta el más pequeño perro lleva un lobo en su corazón. Pero es sabido que hay ejemplares que se calzan mejor el traje de guardaespaldas, pueden intimidar con su ladrido y, al mismo tiempo ser dulces compañeros. ¿Decidió adoptar un perrito así? ¡Excelente! Antes que nada, sepa que un perro de guardia es un ejemplar que está educado para obedecer a su amo, que puede diferenciar una conducta inofensiva de una amenazante y que posee un gran autocontrol. Es un error identificarlo con un perro «malo» o con una alarma de seguridad, ya que como todos los canes, necesitan mucha dedicación y una adecuada socialización, especialmente en los primeros cuatro meses.
La educación es vital para que el perro se acostumbre a estar con otras personas y animales y pueda recibir el entrenamiento exitoso que lo convertirá en un perro con comportamientos predecibles. Porque el óptimo potencial guardián de estos perritos no es natural, sino que florece únicamente de la mano del adiestramiento, que puede llevar a cabo usted mismo, si cuenta con tiempo y paciencia (siempre asesorado por un veterinario), o bien dejarlo a cargo de un experto en ejercicios de obediencia.
(Esta perra sin duda está muy bonita, pero no creo que sirva mucho para perra guardiana, sino más bien como modelo canino.)
Para desarrollarse necesitarán de juegos, paseos diarios y mucho cariño, ya que si permanecen mucho tiempo solos o atados pueden volverse incontrolables y peligrosos, no sólo para los maleantes, sino también para su familia. Pero no cualquier perro es óptimo para ser guardián: como requisito deben tener conducta equilibrada, facilidad para el aprendizaje y carácter firme. Por eso, los ovejeros alemanes, doberman, rottweiler y dogos argentinos son algunas de las razas más calificadas para desarrollarse como protectores de su familia. Tomada la decisión, sólo será cuestión de practicar el llamado de: ¡En guardia!