En un dio caluroso puede resultar tentador para nuestro perro entrar al agua fría de una piscina (uno situación nada inusual, ya que muchas veces ellos nos acompañan a nuestras vacaciones o durante el fin de semana a alguna casa de descanso por ejemplo), Antes de ser condescendientes y echar al can al agua debemos considerar que existen muchos riesgos, hay que estar pendientes, ya que se estima que uno de cada mil animalitos de compañía se ahogan año con año.
Muchos de tos canes tienen una habilidad innata para nadar, sin embargo esto no quiere decir que puedan hacerlo sin supervisión, algunas razas en cambio son muy malas nadando (el bulldog por ejemplo) y si tienen limitaciones físicas la actividad se les puede dificultar, o les puede ser difícil salir de la piscina por ejemplo (fácil entran, pero por su anatomía no tan fácil salen).
Finalmente hay que estar pendientes del cloro, de manera controlada no mayor problema, sin embargo, pueden presentar malestares estomacales si optan por tomarse el agua de la alberca, puede irritar sus ojos y vías respiratorios, ya que el cloro suele desprender vapores que al respirarlos les causan malestar.