Aunque la ruptura del ligamento cruzado craneal es una afección frecuente en las rodillas de perros, especialmente en razas grandes, en los gatos es bastante raro debido a la mayor estabilidad de su rodilla y al menor riesgo de sufrir una lesión en esta área.
En los gatos, las causas comunes de esta lesión suelen ser traumáticas, ya sea por una sobrecarga en la articulación, una hiperextensión brusca de la rodilla o una rotación excesiva de la tibia. Los síntomas más evidentes incluyen el dolor al estirar la rodilla y una marcada cojera, que tiende a ser más intensa en condiciones frías y puede disminuir ligeramente a medida que el gato se mueve.
El Hospital Veterinario AniCura Benipeixcar recientemente atendió a una gata con esta condición. Aunque hay escasas referencias sobre la técnica TPLO en gatos, en base a la experiencia del hospital, esta técnica es vista como el procedimiento quirúrgico de elección para tratar la ruptura del ligamento cruzado craneal en gatos.
“En este caso, empleamos esta técnica quirúrgica avanzada que implicaba la modificación cuidadosa de la estructura ósea para restaurar la estabilidad de la rodilla. Se realizó un corte proximal de la tibia con una sierra circular para dejar un ángulo de meseta tibial de 6° aproximadamente. El objetivo: tener una rodilla estable y que el ligamento cruzado no fuera necesario”, asegura Miguel Martínez, Practice Manager de AniCura Benipeixcar Hospital Veterinario. “La cirugía, aunque muy delicada, fue un éxito gracias a la experiencia y habilidad de nuestro equipo de Traumatología y Anestesia”.
Para el diagnóstico, los especialistas identificaron los síntomas -dolor al mover la rodilla y cojera sin poder apoyar la extremidad posterior derecha- a través de un examen físico del aparato locomotor, doblando y extendiendo la articulación. Además, llevaron a cabo una prueba de cajón y un test de comprensión tibial, ambos para detectar un desplazamiento o movimiento inusual en la zona, los cuales resultaron positivos. Por último, realizaron una radiografía bajo sedación, donde se confirmó que existía una rotura de ligamento cruzado craneal que precisaba una intervención quirúrgica inmediata.
Después de la cirugía, la paciente demostró una sorprendente adaptabilidad a medida que pasaban las semanas, superando cada hito de rehabilitación de manera satisfactoria. Tras dos meses, los especialistas del centro le han dado de alta en perfectas condiciones, ya que no presenta cojera ni molestias en la manipulación de la rodilla, y existe evidencia de consolidación ósea en las radiografías. “Este caso destaca el impacto positivo que puede tener una intervención de TPLO en la calidad de vida de nuestros felinos. Su historia es un testimonio de la importancia de la atención veterinaria especializada y el cuidado cercano y profesional en su recuperación”, concluye Miguel Martínez.